Actions

El Cielo Herido

Revision as of 09:03, 14 November 2018 by ZosoCon (talk | contribs) (Created page with "<onlyinclude> {{interview |title=El Cielo Herido |author=David Broc |date=2002/03 |publication=Mondo Sonoro |issue=83 |pages=28-29 }} </onlyinclude> __TOC__ == Text == <onl...")
(diff) ← Older revision | Latest revision (diff) | Newer revision → (diff)


title El Cielo Herido
author David Broc
publication Mondo Sonoro
date 2002/03
issue 83
pages 28-29



Text

El Cielo Herido

CULPABLES, EN PARTE, DE LA RECONVERSIÓN MUSICAL DE RADIOHEAD, BOARDS OF CANADA SIGUEN ATACANDO EL VACÍO DESDE LA MODERNIDAD, DOS CONCEPTOS QUE A DÍA DE HOY ACOSTUMBRAN A IR DE LA MANO, PERO QUE EN LA PROPUESTA DEL DÚO BRITÁNICO HALLA SU DEFINITIVA CONTRAPOSICIÓN. “GEOGADDI” (WARP/SATÉLITE K, 02), SU NUEVO DISCO, ARAÑA LÁGRIMAS A LA CONTEMPORANEIDAD.

Quien abajo firma es consciente que la inmensa mayoría de lectores de Mondo Sonoro habrán fruncido el ceño al ver a Boards Of Canada en la portada de este número de marzo. Unos, por simple desconocimiento de su música. Otros, por conocerla demasiado bien. Y algunos más, estupefactos, por sentir que la revista ha vuelto a traicionar su espíritu rockero con un hijo directo de esa modernidad que tan poco entienden y, en consecuencia, estiman. Pero lo cierto es que en su ya dilatada carrera, Mondo Sonoro nunca ha ejercido de plataforma exclusiva del rock o cualquier otro estilo musical, más bien al contrario. Y lo mismo se le podría decir a ese otro público que, atónito, contempla como la revista que les produce urticaria (ya sabemos que nunca se es suficientemente cool) respalda a uno de sus referentes favoritos. Digamos que la presencia de Boards Of Canada en la portada de marzo responde al mismo criterio que ha empujado a la publicación a situar en sus páginas centrales a Sigur Rós, Mogwai, Nine Inch Nails o Doble V: la búsqueda de emoción infatigable, talento por domesticar y perspectiva de futuro en todos los terrenos franqueables del panorama musical.

“Los ordenadores siempre te acaban entorpeciendo las posibilidades que ofrece la producción técnica, que tiene el desagradable efecto de secarte paulatinamente toda tu inspiración”

Y punto. Boards Of Canada conservan la extraña virtud de conmover a sus seguidores con una ecuación expresiva con pocas probabilidades de traspasar la epidermis. Electrónica invernal, ritmos hip hop, melodías nostálgicas, atmósferas perturbadoras y tradición Warp componen su herencia. A partir de ahí, el dúo inglés se inventa el sonido del desasosiego: esa música herida que las grandes urbes de nuestro día a día evitan sentir como propia. Banda sonora del desconcierto, la distancia y el aliento gris que invaden nuestras ciudades, nuestras vidas, la música de Boards Of Canada contiene la verdad que muchos se niegan a ver o escuchar, y en su función de espejo involuntario recae la tristeza, emoción y ensoñación de las obras que, ahora y mañana, están destinadas a sobrevivirnos. En su aparente abstracción sonora reside otro milagro de la sensibilidad post-moderna. No es contraproducente, pues, comprobar como Radiohead y otros referentes sumidos en crisis creativas han optimizado su reorientación estilística a través de “Music Has The Right To Children”, debut en formato largo (antes llegó un Ep homónimo publicado por Skam) de esta inquietante formación. Su impacto ha respondido a las coordenadas que todos le exigimos al arte: inquietud, aventura, esencia y emoción. “Geogaddi”, segundo disco del dúo británico (dos Ep´s y una peel session se añaden al cómputo global de su legado; todos ellos, salvo “Boards Of Canada”, publicados por Warp), supone, en ese sentido, una de las obras mayúsculas de 2002. No sólo porque en su propuesta cohabiten los aspectos anteriormente citados, sino también porque se trata de un ejercicio sublime que se eleva por encima de su contexto y aspira a la perdurabilidad total. Marcus Eoin y Michael Sandison han invertido cuatro años en la confección de este esperado y ansiado álbum. Un silencio alterado únicamente por “In A Beatiful Place Out In The Country”, un Ep sólido e importante que hizo las veces de aperitivo antes de la definitiva salida al mercado de su deseado regreso discográfico. Y ahora, enmarcados en la vorágine promocional de todo producto, los dos creadores mantienen su fidelidad al hermetismo casi autista. Su renuncia a la concesión de entrevistas telefónicas, nos obliga, así, a la comunicación vía e-mail. Ningún problema: ellos parece más cómodos con el teclado que con el teléfono.

(Sandison) “Somos culpables de ello. Grabamos mucha música a lo largo de los últimos años, pero nos tomamos un respiro hasta sentirnos satisfechos con la combinación definitiva de las canciones. Es importante conseguir un equilibrio entre los distintos tipos de canciones, especialmente porque nosotros esperamos que la gente se escuche el álbum de un tirón. Nosotros realmente no vemos las canciones de nuestros discos como piezas individuales, sino que todo compone una gran historia. Así que los temas en ´Geogaddi´ son en sí mismos un grupo, un sabor, y hemos grabado suficiente música como para editar otro disco”. (Eoin) “Pero no, no ha sido muy difícil. De hecho, nuestro mayor problema como banda es que tendemos a grabar demasiada música, aunque posteriormente sólo nos centremos en una pequeña proporción de lo que hemos hecho. La única dificultad reside en combinar canciones que se adapten entre sí. Por cada canción incluida en ´Geogaddi´ existen doce que hemos obviado por alguna razón determinada”.

“Tenemos una privada y amorfa idea en nuestras mentes de cómo se supone que debe sonar el último disco de Boards Of Canada. Es como un objetivo que tenemos claro y al que siempre nos estamos aproximando, pero al que nunca acabamos de llegar”

Dividido en dos frentes (por un lado, canciones con introducción, nudo y desenlace, a la vieja usanza; por el otro, breves insertos ambientales que no sólo refuerzan el conjunto, sino que, en ocasiones, funcionan con autonomía propia), este disco no aporta cambios a primera vista dentro del discurso de Boards. Pero es que aquí no se persigue la metamorfosis que, cual impuesto revolucionario, exige la coyuntura y el devenir de la actualidad (¿qué querían: nu school breakz?). Precisamente, el máximo punto de apoyo de este trabajo cabe hallarlo en su funcionamiento interno. Su búsqueda no intenta trascender las leyes del momento, sino las leyes de su propio sonido. Es decir: “Geogaddi” es un valioso paso adelante en la edificación del discurso de Boards Of Canada. Lo mejora, solidifica, envalentona y complementa. Y a partir de ahí, éste se beneficia sobremanera de esa exploración cercana y modesta. Los principales afectados, los ritmos. Cabe detenerse en este elemento, porque un análisis voraz del mismo nos invita al regocijo mayúsculo: los beats de este disco contemplan uno de los trabajos más abrumadores de los últimos meses.

(Eoin) “Esta vez decidimos revolucionarnos un poco y hacer los ritmos menos convencionales. Nosotros siempre tenemos el sentimiento hip hop merodeando, pero en ´Geogaddi´ intentamos dejar que las cosas crecieran estilísticamente, y esto también afectaba a los ritmos. En el disco hay un beat realmente satisfactorio para nosotros, es el de ´You Could Feel The Sky´ (uno de los mejores momentos de todo el minutaje), que suena como si una cuerda fuese estirada sobre la cubierta de un barco de madera”. Todo ello, secundado por un cambio de registro en el método de trabajo. Es en la rara percepción que se tiene al escuchar su discurso que uno se tropieza con elementos y miradas añejas. En su proceso de autoconstrucción, la banda enfrenta el toque artesanal y la pulsación orgánica a los patrones esquivos del ordenador y las máquinas.

(Sandison) “Bueno, sí, nosotros últimamente hemos empezado a volver al antiguo, y también más simple, método de trabajo. Tras ´Music Has The Right To Children´ nos empeñamos en usar más tecnología de ordenador con la equivocada intención de acelerar nuestro proceso de composición. Pero con los ordenadores siempre te acaban entorpeciendo las posibilidades que ofrece la producción técnica, que tiene el desagradable efecto de secarte paulatinamente toda tu inspiración. Así que reaccionamos contra ello y ahora hemos vuelto a la forma más simple de hacer las cosas, tal y como trabajamos en nuestros inicios: simplemente usando un sampler, un secuenciador y yendo al grano con las melodías. Esto lo hace más instantáneo y divertido paranosotros”.


Con esa premisa, ambos absorben sonidos e ideas para llevar a cabo la integración de sus melodías en el armazón rítmico. Más orgánicas, insistimos, y retorcidas que en “Music Has The Right To Children” y su Ep “In a Beautiful Place Out In The Country”, éstas deparan un catálogo emotivo confuso, extrañísimo, casi lisérgico.

(Eoin) “Intentamos crear melodías que vayan al grano, algunas de ellas basadas en sonidos uniformes o en la repetición de riffs que aparecen súbitamente y luego se desarrollan. Tú escuchas el disco y te quedas con algunos momentos encantadores que, en todo caso, son transitorios; pero después de sucesivas escuchas te sorprendes nuevamente cuando encuentras algo que habías olvidado desde la primera escucha”. ¿Trabajo de redescubrimiento y puzzle sensitivo? Para qué preocuparse cuando lo que tenemos aquí, ahora mismo, en el aparato reproductor de cedés, es un salvaje alegato a favor de la emoción pura y desintoxicada. Otro antídoto desesperado contra la sobreestimación de la electrónica como fuente inagotable de lucidez lectiva y progreso creativo sin apego al dictado de la epidermis. Dios sabe que en Boards Of Canada lo único que cuenta es la capacidad de conmoción que su música ejerce en el oyente.

(Sandison) “Estoy de acuerdo: nuestra música tiene que ver más con la emoción que con la inteligencia. Pero no nos acercamos a las canciones con la intención de hacerlas emocionales de forma deliberada. Las melodías básicas de nuestras canciones acostumbran a escribirse de forma rápida e instintiva, así que nunca son conscientes o deliberadas. Yo siempre encuentro un sonido que me gusta, improviso y experimento a su alrededor, y entonces aparece una melodía y me quedo con ella. Después de este proceso es cuando empezamos a aplicar técnicas de composición conscientemente”.

Un punto vital, en todo caso, sobre el que adopta forma una propuesta descorazonadora. Eoin y Sandison se perfilan, disco a disco, como dos nostálgicos crónicos, como dos creadores marchitos por una tristeza incansable que se traduce, sin duda alguna, en cada uno de sus pentagramas. Sin quererlo, quizás, ambos fotografían la calidez del derrumbe, la hambruna de la melancolía. Y eso es, muy probablemente, uno de los aspectos que les distinguen de muchos otros referentes electrónicos que todavía no han optado por sacrificar los imperativos de la psique. Ellos fabrican música infinitamente más humana y cercana que muchas bandas de rock, emocore, pop, folk o techno.

(Sandison) “Supongo que la cuestión es que nosotros no escribimos a conciencia canciones que entristecen a la gente. Nosotros simplemente escribimos aquello que sentimos, y habitualmente la música surge de ese modo. Muchas de las melodías han sido escritas por mí, y sé que yo tengo cierta tendencia a la tristeza”. (Eoin) “Creo que el hecho de sonar nostálgicos y todo eso no es algo que persigamos, sino que ocurre por cómo somos como personas y cómo pensamos. Tenemos una privada y amorfa idea en nuestras mentes de cómo se supone que debe sonar el último disco de Boards Of Canada. Es como un objetivo que tenemos claro y al que siempre nos estamos aproximando, pero al que nunca acabamos de llegar. Eso nos mantiene porque sabemos que está en nuestras manos hablar a través de nuestras ideas; tan sólo tenemos claro que si seguimos trabajando llegaremos algún día a ese objetivo”.

Autor: David Broc

Fotografia: Archivo </only include>


Translated Text

Wounded Sky

The one who is signing this article down there is aware of the fact that most part of the Mondosonoro readers, might have been somehow upset seeing BoC in front cover of this month magazine. Some of them, only by ignorance of their music. Others, because they know it too well. Some others, as amazed as they might be, because they feel this mag have once again betrayed it's rock and roll spirit, choosing to explore a son of the modernity that they don't really understand , and , in consequence, despise. But truth is that in its long career , Mondosonoro, has never been an exclusive platform neither for rock nor for any other musical style, on the contrary.

Let just say that the presence of BoC in this month cover answers to the same criterion that has pushed us to choose Sigur Ros, Mogwai, Nine Inch Nails for our main pages: the search of tireless emotion, wild talent, and a perspective of the future of all the musical panorama. That's it.

BoC keep that peculiar virtue of moving listeners with a eloquent equation that seems apparently vain. Wintery electronica, hip-hop rhythms, nostalgic melodies, disturbing atmospheres and Warp tradition compose their musical landscape. From that point, the scottish duo creates the sound of worryness: that hurted music that big cities seem to avoid. It's the soundtrack to disconcert, the distance and the grey halo that invade our cities, our lives. Boc' s music contains the truth no one wants to hear or to see, it's an involontary mirror and in its reflection lies the sadness, emotion and dreamyness of the works that, now and tomorrow, are meant to survive us.

In its apparent sonic abstraction, lies another miracle of the post-modern sensibility. It isn't shocking, then, when we see how Radiohead among other bands buried in a creative crisis have optimized their stylistic re-orientation after listening to MHTRTCH, the first LP of this enigmatic and disturbing duo.

Its impact has answered to all the qualities great art must be demanded for: search, adventure, essence and emotion. Geogaddi, second album from this scottish, promessed to be one of the major works in 2002. Not only because in their proposal the formentionned qualities co-exist, but also because we're talking about a dazzling exercise that rises above its context and looks for eternity.

Marcus Eoin and Michael Sandison have invested 4 years in the making of this longly and anxiously waited album. A four year silence only "disturbed" by IABPOITC, an important and solid EP that helped to reduce the anxiety before the final album was released. Now, framed by the promotional excitement of every product that comes out, the two creators keep their fidelity to their nearly autist hermetism. Their refusals to telephonic interviews, obliged us to communicate with them via e-mail. That's not a problem: they seem much more comfortable with a keyboard than a phone.

"Sandison: we are guilty of that. We taped a lot of music in last years, but we took a break just until we believed we were satisfied with the definitive combination of the songs. It's important to achieve an balance between all the different sorts of tracks, specially because we hope people will listen to our album entirely in one time. We don't really see our songs like individual pieces of music but as a whole, that configures a big story. Therefore, the tracks on GEOGADDI are a group on themselves, a flavor, and we have taped enough music to put together a whole different album.
"Eoin: But it hasn't been that difficult. In fact, our major problem as a band is that we tend to tape too much music, even if we concentrate only on a small portion of what we've done , later. The only difficulty is to find the right conbination between the songs that fit together. For each song included in GEOGADDI there are twelve we've ignored for some reason.

Divided in two (in one hand a song with intro, developpement and release, in the old vein; and on the other hand, brief ambient interludes that give some strenght to the whole, and ocationnally seem to work independently), this record doesn't seem to give any freshness to the BOC sound on a first look. But the fact is that BoC do not intend to metamorphose its sound, like the circumstances and the times would require (what do you wanted, nu school breaks?). Precisely, the major point in this record is to be found on its internal way of function. Its search does not intend to break the laws of the moment , but the laws of its own sound. Geogaddi it's a valuable step forwad in the building of the BoC speech. It improves, strenghts and complements it. And this near and modest exploration can only be on the benefit of the music. The main victims of this quiet revolution are rhythms. And it is well worth to stop on this element, cause the beats on this record are among the most overwhelming works of this last months.

"Eoin: this time we decided to get some revolution and create some less conventional rhythms. We've always had that hip-hop sensibility haunting us, but on GEOGADDI, we tried to let things grow stylistically, and this affected rhythms too. In this album, there's a beat that really satisfies us, the one on "you could feel the sky", that sounds like someone stretching a rope over the surface of a wooden ship".

All this is backed- up by a change in the work mecanisms. It's in the weird perception that you have when you listen to their music that you stumble with elements and old looks. In its contruction process, the band faces the artesanal touch and the organic pulse of the avoiding patterns of computers and machinery.

"Sandison: well, yeah, we have been going back to our old, and a more simple way of work. After MHTRTC, we began to use more computer technology with the wrong intention of accelerating our composing process. But computers always end by bothering the possibilities that tecnichal production offers, that has the unpleasant effect of drying up progressively all your inspiration. So we react against that and now we're back in a more simple way of doing things, just like we worked in the beginning: only using a sampler, a sequencer and creating directly the melodies. This make it more intantaneous and fun for us.

With that word of order, they both absorb sounds and ideas in order to incorporate them into the rhythmic building. The melodies are more organic, and they configure an emotive, strange, confused and almost lisergic catalog.

"Eoin: we try to create melodies that cut to the chase, some of them based on homogene sounds or the repetition of riffs and motifs that appear suddenly and then are developped. You listen to the record and you keep some lovely moments in mind that are transitory, anyway; but later, and after further listenings, you can get surprised when you find something that you forgot since the first listen.

Work of redescovery and sensuous puzzle? Why worry when what we have here, right now, is a wild indictment in favor of the purest and desintoxicated of emotions . God only knows that for BoC the thing that matters is the capacity of comotion that the music can exercise on the listener.

"Sandison: i agree: Our music has more todo with emotion than intelligence. But we don't create the songs in order to make them emotionals in a deliberate way. The basic melodies of our songs are often written quickly and by instinct, so they are never conscious or deliberated.I always find a sound that i like, i improvise and experiment around it, and then a melody appears and i stick with it. After this process, we begin to use some compositional techniques more consciously.

Eoin and Sandison appear, album after album, like two nostalgic chronicists, like two creators faded by a unending sadness that lies underneath everyone of their pentagrams. Without knowing it, they maybe photograph the warmth of the fall, the starving quality of melancholy. And that is, probably one of the aspects that distinguish them of many others electronic referents that haven't made the choice of exploring the imperatives issues of the psyche. They make music infinitly more human and close than many rock, emocore, pop, folk and techno bands.

"Sandison: i suppose that the question is that we don't write consciously songs that make people sad. We simply write what we feel, and often music comes out that way. Many of the melodies have been written by me, and i have to say i usually tend towards sadness.
"Eoin: i think that the fact of sounding nostalgic and all that it's not somthing we go after, it just happens by the kind of person we are and the way we think. We have a private and amorphous idea in our minds of how the last BoC album must sound like. It's like a goal that is clear in our minds and we always try to aproximate, but we never quite get there. That keep us alive "cause we know that's it's in our hands to talks through our ideas; we just know that if we keep working we will eventually reach that goal."

interview by by David Broc, March 2002.


Scans

Nuvola devices scanner.png
Scanned images of this newspaper or magazine article are missing. Please upload them to improve this page.



External Links